Todo comienza en el valle de Ishinca, la puerta de entrada para ir a explorar estos macizos: Nevado Tocllaraju, Ranrapalca y Palcaraju, son algunos de los más icónicos. La cercanía de las montañas al cielo, convertía a estas en lugares sagrados para la adoración al Inti, la Pachamama y los antepasados, en donde cada montaña tenía su “Apu”, espíritus protectores que velaban por el bien del ganado, los cultivos y las personas. Mientras más alta la cumbre, mayor era su importancia.