Desde la primera vez que visité Cochamó, me enamoré de su combinación única de escalada tradicional y artificial, la calidad de su roca y la belleza de sus bosques milenarios. Los ecosistemas que habitan este valle son realmente especiales y alucinantes. La emoción que conlleva abrir nuevas rutas es inigualable, y Cochamó, con su potencial único, es el destino favorito para muchos escaladores a nivel nacional e internacional. La combinación de estar rodeado de este paraíso mientras escalas es indescriptible.

La idea de abrir la primera ruta chilena en la pared del Monstruo había sido un sueño largamente acariciado por Cristobal Señoret. Había identificado la línea años atrás, pero faltaba la motivación y la oportunidad para hacer este sueño realidad. Después de meses de planificación y entrenamiento, finalmente estábamos listos para emprender esta aventura.

Llegamos a Cochamó un día antes de nuestra escalada planificada. La emoción era palpable mientras nos adentrábamos en el valle. Cochamó, con sus imponentes montañas y frondosos bosques, nos daba la bienvenida con su majestuosidad. Comenzamos nuestra travesía hacia el Valle de la Bestia, ubicado detrás del valle de Trinidad. Tuvimos que movernos rápidamente desde nuestra llegada, transformando lo que normalmente sería una actividad de cuatro días en una jornada intensa con una noche de vivac en la mitad de la pared.

El primer día fue agotador. Caminamos durante horas a través de senderos escarpados, cargando con nuestro equipo y provisiones. La vista que nos rodeaba era simplemente espectacular; Cochamó realmente es un lugar mágico. Llegamos al punto donde comenzaríamos nuestra escalada y nos preparamos para la noche en el vivac. Dormir en la mitad de una pared vertical, con el cielo estrellado sobre nosotros y el silencio absoluto del valle, fue algo que jamás olvidaré. A las tres de la mañana, nos despertamos y comenzamos nuestro ascenso hacia la cumbre.

La escalada fue intensa y exigente. Nos enfrentamos a dificultades en la pared de 11- y A0, avanzando rápidamente y dejando metros y metros verticales atrás. Cada paso nos acercaba más a nuestro objetivo , pero también nos recordaba la magnitud del desafío que habíamos asumido. Escalar la pared del Monstruo ya es una hazaña considerable, pero abrir una ruta desde sus pies hasta su cumbre es un sueño hecho realidad.

Llegar a la cumbre fue un momento de euforia y alivio. Sin embargo, apenas llegamos, una tormenta torrencial nos sorprendió. El cielo se oscureció rápidamente y comenzaron a caer ríos de agua por toda la pared. Tuvimos que refugiarnos bajo algunas rocas hasta que la lluvia disminuyó, permitiéndonos escapar del Valle de la Bestia desde la cumbre del cerro El Monstruo. La bajada fue complicada y peligrosa, pero nuestra determinación nos ayudó a superar cada obstáculo.

Una anécdota divertida ocurrió en el vivac. Después de instalarnos a las seis de la tarde, compartimos té y algo de comida antes de dormir. Pusimos la alarma a las tres de la mañana y nos dormimos. A las ocho de la noche, Cristobal se despertó gritando, preocupado de que habíamos dormido de más, pero solo habían pasado dos horas. Este susto nos dio un buen momento de risas antes de continuar con nuestro descanso. Estas pequeñas anécdotas son las que hacen que las expediciones sean memorables.

La montaña siempre ofrece aprendizajes profundos y personales. En cuanto a lo deportivo, aprendí que al abrir nuevas rutas, especialmente en lugares de acceso remoto, es crucial contar con una buena ventana de clima. Tener días asegurados de buen tiempo es esencial para entrar y salir sin problemas , permitiendo concentrarse plenamente en la escalada sin la presión de factores climáticos. Esta expedición también me enseñó la importancia de la paciencia y la persistencia. Cada paso, cada movimiento en la pared, requiere de una concentración y un esfuerzo constante. No puedes apresurarte; debes respetar el ritmo de la montaña y adaptarte a sus desafíos.

Invito a toda la comunidad escaladora y visitante del valle de Cochamó a abrir sus ojos y corazones ante este hermoso lugar. Cochamó es realmente especial y debemos ser respetuosos y responsables durante nuestra estadía para preservar su belleza y singularidad. Este valle tiene tanto que ofrecer, y es nuestra responsabilidad asegurarnos de que las futuras generaciones puedan disfrutarlo tanto como nosotros. 

La expedición a El Monstruo fue una experiencia inolvidable que no solo marcó un hito en mi carrera como escalador, sino que también me permitió conectarme más profundamente con la naturaleza y la comunidad de escaladores. Esperamos que "La Chilenita" inspire a otros a explorar y respetar estos increíbles paisajes. Cochamó es un lugar lleno de magia y misterio, y cada rincón de este valle guarda secretos y desafíos por descubrir. La apertura de "La Chilenita" es solo el comienzo de muchas más aventuras que este lugar tiene para ofrecer.

Animamos a todos los escaladores a venir y experimentar la majestuosidad de Cochamó por sí mismos. La apertura de la nueva ruta en el Cerro El Monstruo de Cochamó ha sido una de las experiencias más gratificantes y desafiantes de nuestras vidas. Desde la planificación y preparación hasta la ejecución y el logro final, cada momento de esta expedición ha sido una lección de vida y un recordatorio de la increíble belleza y poder de la naturaleza.

Así que, la próxima vez que busques un desafío emocionante y un lugar de belleza incomparable, considera Cochamó y su imponente Cerro El Monstruo. Este valle te espera con los brazos abiertos y una promesa de aventura y descubrimiento. ¡Nos vemos en las alturas!